"El 22 de junio de 1819 comenzaron la ascensión… Imaginemos aquí aquel poderoso espíritu en aquel cuerpo desmedrado, de pie ante el obstáculo más formidable que la tierra pone al hombre fuera del Himalaya… Con los medios más escasos, sin cañones, sin maquinaria, sin organización, sin intendencia, casi sin vestuario, la piel y los huesos, los músculos y los corazones de aquellos soldados venezolanos, casi todos hombres de los llanos de Venezuela a quienes aterraban las alturas heladas… y al imaginar a Bolívar así, al pie de los Andes, con el arco de su voluntad tenso para lanzar su flecha por encima de la Gran Cordillera, y dar en el blanco de Santa Fe, admiraremos el milagro que se proponía realizar"
Esta es la descripción de la hazaña de un venezolano de fama universal conocido como Simón Bolívar, al cruzar la temible Cordillera Blanca para darle la independencia a los hermanos Colombianos, cuyo episodio fue narrado, no por un admirador, sino todo lo contrario, por Madariaga, un enemigo del Libertador.
Simón Bolívar se dirige a todos los presente en un emotivo discurso para instalar el Congreso de Angostura… Un testigo presencial e imparcial de ese momento, fue el capitán irlandés W. J. Adam:
"Fui al Congreso y le oí proponer la unión de los Estados de Venezuela y Nueva Granada, bajo la denominación de República de Colombia… Su voz era osada, fuerte y clara, habló con fluidez, naturales los ademanes y agradable la acción… su auditorio no podía sino sentir que estaba en presencia de Bolívar… Yo lo sentí con mayor fuerza, y como miré hacia el afinado semblante del caudillo, pensé que solamente él podía tener éxito en la arriesgada empresa que pronto estaría terminada "
Al amanecer del 27 de febrero de 1819, la población de Angostura se despierta con el ruido ensordecedor de más de 2400 jinetes que, al mando del Libertador, abandonan la ciudad rumbo a los llanos de Apure. Sólo una hora antes de partir, las órdenes fueron dadas directamente por Bolívar, dejando a cargo del gobierno al vicepresidente Francisco Antonio Zea y su Testamento por la hazaña suicida que pretendía emprender: Liberar a los colombianos de 300 años de esclavitud… Iba rumbo a enfrentar un enemigo mucho más poderoso, mucho más devastador y mucho más implacable y sanguinario que los mismos españoles:
Solo él conocía sus limitaciones y del reto inalcanzable que superar… pero de exponerlo en un Plan de Guerra, con toda seguridad sus oficiales rechazarían esa empresa suicida… Dieciocho días después su fuerza se reduce a 1900 hombres, donde se contabilizan más de 500 desertores… El propio Libertador salía con su lazo a atrapar los huidizos aldeanos por las áridas llanuras… Los soldados están hartos de una guerra que no lograba la independencia de Venezuela: dos intentos infructuosos por dominar el centro del país, hubieran amilanado a cualquier mortal, menos a una personalidad vigorizante de energía como la del Libertador… y mientras las derrotas pesaban en el ánimo de sus hombres, los realistas, en más de 8000 al mando de Pablo Morillo, esperaban pacientemente el descalabro de las tropas patriotas… Bolívar hábilmente rehúsa enfrentar al enemigo, y se mantiene firme en dirigirse a la tempestad, donde el invierno ha convertido los llanos en ciénagas pantanosas y torbellinos de agua.
Para Bolívar, el elemento sorpresa era el factor decisivo en esta alocada Odisea, y ese elemento consistía en aprovechar la estación de lluvia para cruzar los llanos, atravesar la Cordillera de la Muerte, y caer por sorpresa sobre los españoles… Pero para lograrlo, primero debía conducir a sus soldados, de tierras calientes, hacia páramos de nieves perpetuas… y en la peor época del año…
Eran miles de kilómetros de continuas batallas que debía vencer contra la implacable naturaleza: Primero un sol abrasador y una sequía que no permitía el abrigo a la sombra de un árbol, y donde las bestias quedaban en el camino al no poder mitigar la sed y el hambre… y luego un invierno infernal como cada año inundan los llanos… Así lo describió Francisco Cuevas:
"Bolívar siempre cabalgando con el fuego en la sangre y en los nervios, multiplicando su presencia aquí y allá, donde quiera que se le necesitaba, animando a la tropa, porque sabe que hay que vencer a la tierra y al agua para vencer a los españoles"
Bolívar con su ejemplo imprimió un arrojo infinito entre sus hombres, para inspirarlos en heroicas acciones en medio de las circunstancias más adversas. Pero luego del sol abrasador llegaron las tormentas aún más devastadoras, que terminaron de ahogar la mayoría de las reses que servían de alimento. Así lo escribió el edecán de Bolívar Daniel Francisco O´Leary:
"La lluvia había comenzado con un rigor inusitado y caían a torrentes: arroyos que apenas tenían agua en verano, ahora inundaban sabanas; riachuelos que poco antes no contenían agua para apagar la sed del viajero, desbordaron su cause en ríos navegables; para pasarlos era necesario construir botes de cuero, y Bolívar utilizó a sus más diestros nadadores para auxiliar a los que se ahogarían infaliblemente… Durante siete horas marcharon los hombres con el agua a la cintura"
Luego de tres meses desde su partida de Angostura, las tropas libertadoras llegan a la localidad de Tame en los llanos de Casanare… Al pasar revista, le informan que la mayoría de sus hombres han enfermado, algunos fueron arrastrados por las bravías aguas, y otros están totalmente exhaustos por las nubes de mosquitos que los atacaban incesantemente, la lluvia intermitente que no cesó de entumecer sus cuerpos, las temibles pirañas que desbordaron todo su fiereza en las mansas lagunas, y los remolinos de agua que se convirtieron en trampas mortales.
¡..PERO LO MAS DURO AUN ESTABA POR VENIR..!
El 21 de mayo el Libertador hace un alto en su jornada para acampar… Allí en la inmensidad de la nada, y bajo un techo de palma, piso de tierra e improvisadas cabezas de esqueleto de ganado que sirvieron de sillas, Bolívar reúne a su oficialidad para exponer su Plan de Batalla: Hasta ese momento, todos pensaban en una acción sorpresiva para liberar a Venezuela; algunos aseguraban una movilización frontal desde distintos puntos hacia Caracas… ¡..Pero Venezuela no era el objetivo..! Bolívar se proponía lograr un imposible, como era Invadir por sorpresa a los enemigos del pueblo colombiano; y para ello, debía tomar por asalto a un ejército mucho más numeroso, mucho más entrenado, mucho más armado, mejor equipado, y mucho más descansado que su maltrecho ejército… y para colmo de males, su Odisea consistía en llevar a sus hombres, ya extenuados, a través de la temible Cordillera Asesina, conformada por abruptas montañas cubiertas de nieve y abismos infinitos, en una época, cuando los vientos más aterradores azotaban la región, y la lluvia convertida en hielo cubre el camino intransitable de montaña… O´Leary, como testigo de ese encuentro, escribió:
"El Libertador reúne a su Estado Mayor y expone el Plan que ha concebido, que sus oficiales oyen con sorpresa y pesimismo para otros… Nueva Granada… a lo que preguntaron sus oficiales:
¿…Y cual será la vía que seguiremos para una invasión semejante..?
La de la montaña..! responde Bolívar sin vacilación... ¡..no existe otra..! Perplejos… sus hombres preguntan... ¿..La de la montaña... En plena época de lluvia… con tropas desnudas… y sin el equipo adecuado para escalar los riscos de nieve..? Bolívar observa a sus hombres que preguntan una y otra vez, a lo que responde: el hombre es el único animal capaz de vivir en todos los climas y dominar todas las circunstancias... ¿..Y saben ustedes por qué..? Porque es el único animal que posee un espíritu y una conciencia"
Pero el arrojo de Bolívar no tenía límites..! Al pie de las montañas hace llamar a un nativo para consultar las rutas montañosas para llegar a Boyacá: "tres", le indica el baquiano lugareño; a lo que Bolívar repregunta: ¿..Cual de los tres caminos es el menos transitable..? El nativo sin vacilación contestó: "Pisba… por sus acantilados, riscos, avalanchas y abismos sobre los 4000 metros y caminos que nadie se atreve a transitar en invierno"
Bolívar sin titubear señaló ese camino fantasmal y aterrador que se empinaba delante de su desconcertado ejército, como la imagen amenazante de la muerte..! El Coronel Iribarren lo llamó "loco" y se negó a seguirlo en esa empresa suicida... Si grande habían sido las penalidades sufridas por aquellos tenaces gladiadores de la independencia, mayores serían las que les ofrecían en perspectiva aquella Odisea suicida a través de los Andes… Cuando se supo de la Odisea de Bolívar, en Angostura sus enemigos lo daban por muerto: Para todos era una Odisea imposible, puesto que era un Plan Suicida… una aventura fantasiosa al mejor estilo del poeta Homero.
Y mientras todos lo daban por muerto, el Libertador emprende su Odisea: Comparte la fatiga y la miseria de sus hombres; se sitúa al frente de la travesía, junto con las mujeres que los acompañaban, para dar ejemplo de fortaleza y valor, ante el peligro de ser asesinado por algún alucinado, ya que se conspiraba entre susurro en la tropa: "Las locuras de Bolívar nos conducen a la muerte"
El aullido del viento y un frío que cortaba la carne, hacían desfallecer a esos hijos de la tierra caliente, que se enfrentaban al peligro de las cumbres con apenas una cobija de abrigo para sus entumecidos cuerpos… Allí en las cumbres andinas a 4000 metros de altura, iba el "ejército de las tierras calientes", llamados así por los enemigos, debido a sus cuerpos desnudos y descalzos, como lo exigía el clima de los llanos, en terrenos conocidos desde sus ancestros y donde acostumbraban a guerrear.
Mientras el Libertador reta a la naturaleza, el realista Barreiro acantonado en Boyacá, espera confiado que Pablo Morillo someterá a Bolívar, quién se suponía escondido en los llanos, y sólo se estaba a la espera de que amainaran las lluvias para desbaratar su ejército patriota
Y precisamente ese era el Plan del Libertador: sorprender a Barreiro y liberar a Colombia… No había vuelta atrás… El ejército camina por un angosto desfiladero donde apenas cabe un sólo hombre... Bolívar ordena quitar las herraduras y quemar los cascos de las bestias para facilitar su ascensión por la nieve, en una improvisada tarea para asegurar las provisiones… La fatiga los abruma y el cansancio cae sobre los soldados que tienen que hacer un esfuerzo sobrehumano para escarpar los farallones, saltar abismos sin fin, y trepar sobre pastos de escarcha que hacen cada vez más pesado el caminar.
Era una dura peregrinación de profundo silencio, para llaneros habituados al sol abrasador
Allí los formidables jinetes, tan briosos en las abiertas sabanas, pierden su prestigiosa gallardía y muchos prefieren morir congelados antes que caer al precipicio… Las noches resultaban aún más tenebrosas: la neblina oscurece el cielo en una penumbra total, que impide ver el camino… Aún así la orden es no detenerse, ante el peligro de quedar congelados por la falta de leña para hacer fogatas… por otra parte, la extrema humedad del ambiente y la carencia de ropa de invierno, exigen la movilidad continua de los hombres… y para colmo de males, la niebla hace más pesado respirar y el frío entumece los huesos… pero aún así la orden es continuar sin ver hacia atrás… Las reces que sirven de alimento, en grupos de hasta 200, se lanzan a la deriva por los farallones, al perder el equilibrio, por el ruido ensordecedor de los vientos huracanados que bombardea inmisericorde el Páramo, para despeñarse por barrancos profundos, creando un tenebroso panorama de muerte, con decenas de buitres que sobrevuelan las cumbres heladas, señalando la ruta bolivariana que sigue incólume las ordenes del Libertador.
Cuatro días de marcha por un sendero escabroso al borde de escarpados precipicios, que se tornaban más empinados y más resbalosos cuanto más ascendían, desplomaba los caballos y hacía rodar las mulas que transportaban las armas y municiones, cuando las bestias caían bajo el peso de la carga... Montañas y más montañas trepaban los fatigados soldados… y cuando creían haber llegado a la última cima, aparecía ante sus ojos una nueva cadena de picos nevados muchos más altos y mucho más peligrosos.
Asesinar al hombre que los conducía hacia la muerte estaba presente en las mentes de algunos fatigados llaneros... Algunos desertaban para luego caer fatigados por el frió infernal. ¡..No había vuelta atrás..! Las mujeres con su ejemplo exigían fuerza a los hombres, y de alguna manera, protegían la vida del Libertador... Bolívar les gritaba: "si las mujeres pueden los hombres también"… Mujeres que demostraron una valentía sin igual, como aquel episodio del dolor de parto: "sabiéndose pronta a dar a luz, se detuvo en un recodo del acantilado… Con la asistencia de sus compañeras se extendió sobre el colchón de hielo para parir a su bebe… Luego de limpiarlo, lo cargó entre sus brazos y sin amilanarse, alcanzó la caravana que continuaba sin parar"
Noventa horas escalando las empinadas cumbres, eran suficientes para desanimar a cualquier ejército, excepto para el agotado ejército de Bolívar, que continuaba escalando la temible cordillera... No había descanso, ni siquiera para dormir ante el peligro de morir congelado... El grito de un infortunado que caía inesperadamente al vacío, rompían por instante el silencio de esa caravana infernal que murmuraba: "Las locuras de Bolívar"
Muchos murieron por el "Mal de Páramo", que como un asesino invisible los sumergía en un aletargado sueño invernal llamado "soroche"… Pero Bolívar con su fortaleza mantenía la energía glorificante y el espíritu de lucha y esperanzador entre sus fieles soldados, que continuaban sin vacilar el camino de montaña.
Los españoles jamás se imaginaron una acción militar por esos inaccesibles riscos
El sobrevivir a la inclemencia del páramo, hizo abandonar las municiones y equipos indispensables para la batalla… Mientras la comitiva camina a pasos aletargados, un sepulcral silencio reina en torno de aquel cuadro de profunda desolación: atrás queda un camino sembrado de despojos de provisiones, bestias y más de 200 soldados en posición inmóvil en señal de muerte, mientras Bolívar grita a sus hombres: "Adelante..! Adelante"… Así narró O´Leary:
"Aquel cuerpo de acero del Libertador, delgado como su espada, domina las fatigas; cuando los más robustos se doblegan, él se yergue, presta auxilio a los que desfallecen, y a todos vigoriza con el sin par ejemplo de la virilidad y su entereza"
Los soldados lo miran con asombro por su enteraza e inmortalidad, cuando las filosas salientes de piedra, que cortan como navajas, desgarra los ropajes y desnudan la piel hasta los huesos… Las huellas ensangrentadas de los pies de miles de soldados, manchan la nieve para indicar la ruta bolivariana, mientras el Libertador improvisa cánticos patriotas que hacen eco en las montañas… Cuando la esperanza de la última cima se divisaba en la lejanía, una nueva mucho más elevadas y más abruptas se presentaba en el infinito, ante la mirada desconcertante de los hombres… Contó O´Leary:
"Los gigantescos Andes, que se consideran intransitables en esta estación, parecían poner una barrera insuperable a la marcha del ejército…l Durante cuatro días lucharon las tropas con las dificultades de aquellos caminos escabrosos, si es que precipicios escarpados merecen tal nombre… Los llaneros contemplan con asombro y espanto las estupendas alturas, y se admiraban de que existiese un país tan diferente del suyo. A medida que subían, cada montaña que trepaban acrecía más y más su sorpresa; porque lo que había tenido por última cima no era sino el principio de otra y otra más elevada desde cuyas cumbres divisaban todavía montes cuyos picos parecían perderse entre la bruma etérea del firmamento… Hombres acostumbrados en sus pampas a atravesar ríos tormentosos, a domar caballos salvajes y a vencer cuerpo a cuerpo al toro bravío, al cocodrilo y al tigre, se arredraban ahora ante el espectáculo de esta naturaleza extraña"
Durante cuatro días continuos marcho la tropa libertador por los desfiladeros de Pisba, en una Odisea de más de 150 días sin descanso hasta llegar a Socha, donde el ataque era inminente. ¡..No es momento de descansar..! grita Bolívar: "En marcha pues… Venciendo nuestra primera flaqueza hemos ganado ya la primera y más cruda batalla; Barreiro es incapaz de disputarnos la victoria… le haremos prisionero"
Los españoles jamás se imaginaron una acción militar por esos inaccesibles riscos... Al final de la travesía, muchos murieron, otro tanto desertaron, gran parte enfermó, y los que siguieron fieles a las ordenes de Bolívar, prácticamente llegaron descalzos, sin ropa, hambrientos, adoloridos y totalmente extenuados… pero sin embargo, el ejemplo de tenacidad y fortaleza que mostraba el Libertador, los hizo reaccionar con aún más ferocidad para pelear en Pantanos de Vargas, y derrotar en Boyacá el Imperio Español para liberar a Colombia... Fue una victoria de pocos muertos, fundamentada en el miedo que produjo ver llegar tropas fantasmas por donde era imposible… Al respecto y de manera anecdótica registró un cronista colombiano, refiriéndose a la expresión del Virrey español: "¡..Corramos que vienen los cobardes..!"
La Odisea de Bolívar, más que un episodio de inmensa heroicidad, es la más evidente y absoluta abnegación de los venezolanos por los colombianos
Odisea que debemos recordar en momentos de crisis diplomática y de identidad nacional, cuando la cancillería colombiana nos dirige notas de protesta, y la oligarquía colombiana conspira contra la Revolución Bolivariana… Al respecto, nuestra respuesta debe resaltar la Odisea de Bolívar, porque ella representa el sacrificio hecho por los venezolanos para auxiliar y proteger a sus hermanos colombianos, sin pedir nada a cambio, y por la sola satisfacción de imponer la libertad y la justicia, donde antes reinaba la esclavitud y la tiranía… y porque que gracias a la Venezuela Bolivariana, hoy Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Panamá, son naciones libres e independientes para decidir su propio destino.
El paso de los Andes, bajo la óptica militar actual, parece un cuento de ciencia ficción difícil de creer, y una empresa imposible de realizar, razón por la cual, hoy constituye una obra única de la estrategia militar, concebida por el liderazgo, genialidad e inmortalidad de Bolívar, la cual fue referida por un general francés de la manera siguiente:
"Es el episodio más sorprendente de la historia militar del mundo "
Cuando el General Pablo Morillo supo de la Odisea de Bolívar, le escribió al rey de España:
"Dadme cien mil llaneros venezolanos y me paseo por Europa en nombre del Rey de España"