miércoles, 20 de febrero de 2008

Gral. José Padilla

Prócer neogranadino nació en Río Hacha hacia 1778. Inició sus servicios en la causa emancipadora en su país y en Venezuela a las órdenes de Bolívar en 1816, y luego a las de Piar, hasta el regreso del primero con la segunda expedición de Los Cayos en que de nuevo se puso a su disposición para la campaña de Guayana, después de haber contribuido al malogrado ataque y asalto de Angostura, bajo el mando de Piar y para cuya época ya figuraba en la escuadrilla republicana comandada por el valeroso marino margariteño Antonio Díaz. Desempeñó importantes comisiones en Guayana, entre ellas, la que le fue confiada por el Libertador para hacer fracasar la sedición que, para una sublevación de castas, intentó Piar en algunos cuerpos del ejército republicano que obraban en las cercanías de Angostura, y cuyo resultado habría sido de notable influencia en los destinos del país por lo adverso.
Sabedores los realistas que dominaban en Nueva Granada del renombre adquirido por Padilla, cargaron de cadenas a su anciano padre hasta 1820, que logró su libertad. Vuelto Bolívar de la campaña de Apure fue destinado Padilla a la escuadrilla republicana de Oriente, y en 1819, al emprender el Libertador la gigantesca campaña de Nueva Granada, entró Padilla a servir bajo el mando de Brión, en la escuadra conductora de fuerzas patriotas a las costas neogranadinas.
Ocupada Río Hacha según orden dada por Bolívar desde Boyacá, tuvo Padilla la gloria de compartir con el Almirante Brión la gloria de libertar a su pueblo natal. Continuó sirviendo incansablemente en su país con éxito hasta culminar su gloria en la brillante jornada de Maracaibo, en que siendo Jefe de la escuadra patriota, derrotó por completo a la escuadra realista al mando del capitán español Laborde (24-07-1823), después de forzar el paso por la barra, entre los fuegos de los castillos de San Carlos, operación ésta realizada dos meses antes, y que sirvió de base al éxito favorable de su temeraria empresa, dando como resultado inmediato la capitulación y entrega de la importante plaza de Maracaibo, hecho éste que a su vez, facilitó la toma de Puerto Cabello cuatro meses después y que concluyó definitivamente con el poder español en Venezuela. Retirado a la vida privada, volvió a la escena pública en 1828 en que, para desgracia suya, fue víctima de la exaltación del partido político que encabezó su paisano, el General Santander. En efecto, tuvo parte activa en la conjura que, puñal en mano y vertiendo sangre inocente, asaltó la morada del Libertador la noche del 25 de septiembre de 1828 para asesinarle. De esta manera, el heroico saldado manchó su gloria y terminó su vida en el cadalso en Bogotá el mismo año, lugar del infausto suceso que, no obstante su fracaso, lleno de amargura al Padre de la Patria en sus últimos años.
Edgar Eduardo Medina
*Miembro de la Sociedad Bolivariana de Venezuela
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